08 February 2015

München

München

Hace unos pocos días estuve en Munich donde tenía que ir a consultar libros y a visitar una de las primeras galerías de arquitectura que surgieron en los años 80 en Alemania. Estaba muy emocionada por ir porque he estado leyendo sobre la ciudad desde hace varios meses, pero definitivamente nada se compara a estar físicamente en la ciudad.

A few days ago I was in Munich where I had to read some books and visit one of the first architecture galleries that was created in the 1980s in Germany. I was very excited to go because I’ve been reading about this city since many months, but definitely nothing compares to being physically present in the city.

Me quedé en un albergue para jóvenes cerca de la estación de tren. Las zonas aledañas a las estaciones son casi siempre de mala muerte, pero tenía la esperanza que no iba a ser así, puesto que Munich tiene la reputación de ser lujosa. Resultó siendo un lugar feo, pero soportable. Además, mi albergue era tan bonito que una vez que se cruzaban las puertas uno se podía olvidar del resto del mundo.

Me quedé en el albergue Wombat’s, que es probablemente uno de los mejores en los que he estado en Europa. Todas las instalaciones y el mobiliario se ven nuevos, son conocidos por ser extremadamente limpios y puedo confirmar que es cierto. Pero es caro y mi presupuesto sólo me permitió quedarme en un cuarto mixto para seis personas. Por alguna razón es un lugar favorito de los turistas coreanos, así que durante varias noches me encontraba rodeada por coreanos que no hablaban inglés y que roncaban como trenes en movimiento. No importa, uno va a esos lugares mentalizado y con tapones para los oídos y máscara para dormir.

El desayuno era un buffet de frutas, verduras, jamones, quesos y pan, bastante decente. Y quitando que el internet era una desgracia, el albergue estaba muy bien ubicado, así que pude moverme a pie la mayor parte de los días.

Los primeros días los pasé en la biblioteca de la Universidad Técnica de Munich, que me confirmó, una vez más, que Suiza me está arruinando para siempre con sus bibliotecas de lujo. Es cierto, era una de las varias bibliotecas de la universidad y era período de exámenes, pero más de una vez no encontré donde sentarme, lo que me parece increíble. Un día me harté y me fui a la biblioteca municipal. Pasé media hora solicitando mi tarjeta de lectora, pedí los libros que quería y hasta después me explicaron que tardan de 3 a 5 días en llegar a la biblioteca porque los depósitos no están allí. O sea que no fui a nada.

Lo bueno de trabajar cerca de la universidad es que estaba cerca del restaurante universitario, la Mensa. Me dije que como investigadora externa tal vez podría comer allí y fui a preguntar. Con mi alemán más que básico pude comprender que necesitaba una tarjeta que luego podría cargar con el dinero para comprar. Así que pude almorzar por menos de 4 euros diarios casi toda esa semana.

En los últimos días, cuando había avanzado con mi trabajo, pude vagar a mi gusto. Vi el centro de la ciudad, de día como de noche. Fui a ver la ciudad olímpica, me perdí – literalmente – en el Jardín Inglés, fui a tomar fotos de la Allianz Arena y comí en un restaurante típico de la ciudad. No hice ni la mitad de cosas que hay que hacer, pero el viaje desde Ginebra, a pesar que son 3 horas y media en tren y 4 en bus, fue tan cómodo que no tendría problemas en regresar. No sé si para el Oktoberfest, ver a turistas borrachos y pagar por cerveza cara no me entusiasma. Pero sí para ver esta hermosa ciudad cuando haya sol.

I stayed in a youth hostel near the train station. The neighboring zones to trains stations don’t always have a good reputation, but I was hoping that this one was going to be different, since Munich has a reputation for being a luxurious city. It turned out to be quite ugly, but bearable. Besides, my hostel was so pretty that once you entered through the doors you could forget the rest of the world.

I stayed at the Wombat’s hostel, which is probably one of the best I’ve ever stayed in Europe. All of the facilities and the furniture look quite new, they are known for being extremely clean and I can confirm it’s true. But it is expensive and my budget allow me to stay only in a mixed dormitory for six people. For some reason it is a favorite place for Korean tourists, so many nights I found myself surrounding by snoring and English-impaired Koreans. No big deal, you go to these places with a right attitude as well as earplugs and a sleep mask.

The breakfast was a buffet with fruits, vegetables, hams, cheeses and bread, pretty decent. So besides the fact that the internet was quite pitiful, the hostel was very well located, so most days I could walk to the places I needed to go.

I spent the first days in the library of Munich’s Technical University which confirmed, once more, that Switzerland is ruining me for the rest of time with its luxurious libraries. It’s true, it’s one of the many libraries of the university and it was the period of exams, but in more than one occasion I couldn’t find where to sit, which I find unbelievable. One day I got fed up and I went to the public library. I spent half an hour getting my reader’s card, I ordered the books I wanted and it was just then that someone explained to me that they take from 3 to 5 days to get to the library because the depots are not there. So it was useless.

The good thing about working close to the university was that I was close to the university cafeteria, the Mensa. I said to myself that since I was an external researcher maybe I could eat there so I went and asked. With my really basic German I managed to understand that I needed a card with I could charge with money. So I could have lunch for less than 4 euros a day for almost the whole week.

During the last days, when I had worked quite well, I could wander freely. I saw the city’s center, during the day and at night. I went to see the Olympic village, I got lost – literally – in the English Garden, I went to take pictures of the Allianz Arena and I ate in a famous beer house in town. I didn’t do half of the things there is to do there, but the trip from Geneva, even though it’s three and a half hours by train and four by bus, it was so comfortable that I wouldn’t mind going back. I don’t know if I would go to the Oktoberfest; I’m not crazy about seeing drunk tourists and paying for expensive beer. But I would go back to see this beautiful city when the sun comes back again.

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