16 May 2011

Mitología francesa contemporánea

ShowImage Nouvelles mythologies dice ser el equivalente para el nuevo milenio de la obra Mythologies, publicado en 1957 por Roland Barthes. De lo que podemos deducir sobre este libro, Barthes habría dejado al descubierto las relaciones entre objetos, prácticas y personalidades de su época, así como sus significados, y habría marcado profundamente a varios autores y pensadores de su época al punto de querer homenajearlo cincuenta años después, en su misma casa editorial. Pero en esta ocasión se tienen sesenta y siete ensayos, cada uno hecho por un autor distinto, de los cuales 90% ha publicado algo nuevo en los últimos tres años. Este remake sería entonces una forma muy sutil de hacerles publicidad pero dice implícitamente que los tiempos han cambiado y que sólo mezclando sesenta y siete autores contemporáneos se puede sacar a un único Barthes, aunque sea en imitación.
El paso del tiempo queda ilustrado en la actualización de las temáticas, como el mismo libro afirma explícitamente: la Citroën se convirtió en la Smart, el steak con papas fritas en sushi, el franco en euro y Greta Garbo en Emmanuelle Béart. Los temas, elegidos entre lo más representativo de la iconografía y lo simbólico francés, retoman también la crítica social disimulada con humor del autor original pero se distinguen en su separación de la agenda política: Barthes habría sido un marxista escandalizado ante la cultura de consumo, aquí lo más político es la denuncia contra el racismo. Tendría mucho más de que escandalizarse si estuviera vivo actualmente, sobretodo del hecho que en nuestra época nada es causa de sorpresa realmente. Tal vez vivamos en un estado permanente de histeria colectiva enfocada en temas que sí son cambiantes, pero nuestro nihilismo e impasibilidad son casi dignos de admirar.
Como había mencionado, los temas son de relevancia en la sociedad francesa, así que una gran parte se escapan a mi comprensión foránea. Sin embargo, si alguien quiere una introducción a Francia en el 2000, este es el libro a adquirir. Digamos que casi todo lo que sobresale e importa en este país está entre estas páginas. ¿Y de qué está hecha la sociedad francesa?, se preguntan. De una cuarta parte de tecnología: el GPS, el iPod, el teléfono portátil, el SMS, el Wi fi, los blogs, la capsula Nespresso, el código digital para entrar a un edificio; otra cuarta parte estaría compuesta de fenómenos o personalidades de los medios de comunicación: el escritor Michel Houllebecq, Zidane (obviamente), la Star Academy (equivalente local de American Idol), las series televisivas, el 11 de septiembre 2001 y las celebridades; otro cuarto de fenómenos de sociedad: los novios melosos en la calle, el speed-dating, las modas del comercio justo, los burgueses bohemios, la fiebre del fútbol (obviamente) y las mujeres exhibicionistas y reservo la última parte para todas esas cosas francesas que no logré entender: el fontanero polonés (¿será una versión local de Joe the Plumber?), el escándalo del empresario indio Lakshmi Narayan Mittal y su deseo de comprar la compañía de acero Arcelor, el reportero Nicolas Hulot, el chef Alain Ducasse, y las expresiones de Sarkozy sobre los jóvenes de los suburbios. Es cierto, el punto de vista es francés, pero realmente, con cada año que pasa los fenómenos dejan de ser nacionales para sentirse a nivel mundial. Es por eso que no es extraño ver que se hable de cosas como el 11 de septiembre, Kate Moss o el Botox. No serían temas distintos si se estuviera hablando de la sociedad estadounidense. Y estuve agradablemente sorprendida al ver que la gente besuqueándose impúdicamente en lugares públicos o el paradigma de la mujer como prostituta socialmente aceptable no es extraño sólo para mí.
El libro tiene dos fallas, que me pregunto si no fueron inevitables. La primera es una serie de ausencias que me parecen imperdonables: el facebook, Francia es uno de los países con más usuarios de esa red social, mientras que otros países tienen su equivalente nacional (pienso en Tuenti en España o a StudiVZ en Alemania); los perros, Dios cuánta gente tiene perros aquí, y son tan desagradables subiéndolos al tranvía y ensuciando las calles, que he llegado al punto que ya ni tengo ganas de tener una mascota; y claro, no se puede hablar de gadgets sin hablar de la cámara digital o el Blackberry. El segundo defecto es la profundidad de los ensayos, algo ligado a la longitud de los mismos. Todos los temas son tratados en dos o tres páginas, algo que seguramente fue una exigencia de la editorial y que resulta ideas con esos autores que resultan aburridos, que afortunadamente no son muchos. Pero por eso que muchas veces los escritos se sienten superficiales, incompletos y dejan insatisfecho. La persona que trató el tema de las series televisivas dejó mucho que desear, al final no pudo argumentar ni en pro ni en contra de esta fascinante adicción social. El que habló sobre el blog fue otro que por querer decir poco al final no dijo nada y hubiera querido saber más sobre la adicción al cigarrillo que se sintió casi como una denuncia de la advertencia en las cajetillas “Fumar mata” y una exaltación a los fumadores.
A pesar de todo, el libro muestro puntos de vista muy interesantes y como ejercicio de redacción resulta muy interesante. Mostrando los objetos icónicos de un pueblo uno se pregunta cuáles son los propios y esas cosas cotidianas y supuestamente triviales toman un simbolismo especial, o por lo menos son considerados como testigos de una época y desde ese punto de vista merecen ser estudiados. Además, conocer las nuevas mitologías inspira a conocer las anteriores, así que dentro de poco entraré al mundo de Barthes. Pero antes Michel Pastoureau me ha llamado: la historia del cerdo está por venir.
GARCIN Jérôme (sous la direction de.), Nouvelles Mythologies, Éditions du Seuil, Paris, 2007

1 comment

  1. Anonymous8:11 AM

    El plomero polaco fue el estereotipo de la campaña por el No en el referéndum francés sobre la Constitución Europea. Representa a la mano de obra barata proveniente del Este de Europa que amenaza la estabilidad laboral de los franceses.

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