29 November 2009

4 años

Hace 2 días mi blog cumplió cuatro años, cerrando de esta manera un capítulo muy particular, ya que uno de los primeros posts que hice fue justamente cuando me enteré que Manuel Zelaya había sido declarado ganador de las elecciones generales. Es inevitable cerrar el ciclo hablando del día de hoy.

Personalmente no estoy celebrando, me tiene sin cuidado cuál de los dos candidatos quede elegido, no considero a ninguno de ellos lo suficientemente preparado o digno de manejar un país. Creo que si hay algo que he aprendido desde junio es a no cantar victoria tan fácilmente, a no esperar que todo se haya terminado o a creer que lo peor ya pasó. Anoche nos preguntábamos con unos amigos si acaso podríamos votar o si podríamos reunirnos hoy como todos los domingos, porque esperábamos detonaciones, relajos, y en mi centro de votación, hasta ataques con bolsas con agua como la última vez que vi en persona a uno de los candidatos. Con toda franqueza, no sé a quién creerle ahora. Por un lado están los medios tradicionales que siempre han tergiversado las cosas a su gusto y que hacen parecer que hoy todo salió bien y están los que sólo saben lloriquear con sus argumentos que su bajo presupuesto justifica su radicalismo. Me cuesta confiar hasta en amigos de muchos años que de repente son autómatas, reflejos de opiniones de sus padres o de sus amigos con delirios de oportunismo histórico. No creo en ninguno de esos políticos corruptos y ladrones que como dijo bien un blog que citó Manuel, no me representan, son los mismos de siempre y son muchos de las lacras responsables de nuestra situación de extrema pobreza y atraso como país.

Honduras es una tierra tan cruel y despiadada que muchas personas sólo tienen la oportunidad de trabajar cada cuatro años -con suerte- porque han podido hacer uso de una conexión con alguna persona de cierto nivel de influencia política. Otros que sí han estudiado, y/o que sí son éticos y honestos se ven en la triste necesidad de rogar que el siguiente diputado, alcalde o presidente se acuerde de que alguna vez los conocieron cuando no eran nadie para que puedan darle una forma de subsistir. Cuando estaban anunciando el ganador de la presidencia mostraron imágenes de la sede del partido opositor y se miraba a un señor muy humilde, usando la gorra y la camiseta del candidato que estaba perdiendo, con una expresión de total desamparo. No pude evitar recordar a los albañiles del lugar donde hice la práctica y a todos los trabajadores que van a quedar sin trabajo sólo porque este tipo perdió y va a tener que recuperar el dinero invertido en su campaña. Aunque lo mismo hubiera pasado en el otro bando si este hubiera triunfado.

Esto no se arregla con las elecciones, uno va a votar no porque crea en ellos si no porque las otras opciones tampoco son razonables. Zelaya hubiera hundido aún más al país legalizando un sistema donde sólo él hubiera mandado y donde hubiera tenido el poder absoluto para ejercer su ignorancia y evidente locura. Y esto tampoco va a mejorar bombardeando emisoras o edificios sólo porque las cosas no se dieron como querían. Muchas veces se siente que la lucha de muchas de esas personas no es por ningún tipo de justicia social, es un lloriqueo porque no pudieron salirse con la suya y porque el puesto en el Congreso, la casa o el carro que se les prometió no se les hizo realidad.

Yo escucho constantemente la expresión de que este mundo no es justo y que igual tengo que vivir en él, y hay días en los que creo que la intención detrás de esa frase es que uno debe trabajar con lo que se tiene y dejar de idealizar situaciones perfectas e irreales. Hay muchos caminos por los que se podría conseguir lo que muchas personas desean y por lo que esta situación se podría estabilizar finalmente pero estancarse en una única vía no va a hacerlo posible en una manera que sea justa y en la que todos estemos satisfechos. Podrían votar por un partido que los apoye y no lo hacen; dicen ser la mayoría, pero cuando la mayoría realmente se pronuncia tampoco están contentos. Se amparan en el reconocimiento internacional cuando países como Cuba han vivido por muchos años en de forma antagónica con muchas organizaciones y países, sin incomodarles en lo absoluto. ¿Es que nosotros no tenemos derecho al auto determinismo? Ninguna de las partes es realmente consistente porque ninguna de ellas se muestra cómo realmente es. Todos tienen sus agendas e intenciones desconocidas y los que sí somos la mayoría vamos a enfrentar las decisiones de unos cuantos en detrimento de nuestros estudios, trabajos y aspiraciones personales. Uno está solo en este gran desastre y cuando uno no cuenta con nadie piensa únicamente en su propio beneficio… y volvemos al ciclo vicioso que mantiene a este país adonde está.

Hemos de seguir esperando, la próxima cadena o el siguiente RPG. Ojalá con un poco más de conciencia, vigilancia y prudencia.

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