19 February 2009

maybe i'll just sing him a last little sound

Me he concentrado tanto en explorar y descifrar las vicisitudes de ser mujer que nunca antes me habĆ­a detenido siquiera a pensar en lo difĆ­cil que ha de ser ser un hombre. Tienen mucho que dar a cambio de su supuesta fuerza fĆ­sica y su desapego de las emociones. Se espera tanto de ellos sĆ³lo por su cuerpo o por sus congĆ©neres, roles que ellos mismos no han elegido conscientemente muchas veces sino que les han sido impuestos desde afuera, asĆ­ como a nosotras. Tal vez ellos no sean vĆ­ctimas de la responsabilidad al punto de tener que dar a luz a sus errores y tal vez esa libertad los haga creerse importantes y superiores, pero yo no puedo dejar de sentir lĆ”stima por ellos. Me parece que son esas criaturas tan dependientes, tan solitariamente inĆŗtiles. PodrĆ”n hacer las mismas cosas, pero nunca las van a sentir igual si no tienen a alguien con quien compartirlas. Trabajan tan duro. Se asolean todo el dĆ­a, cargan bloques, varillas de hierro de nueve metros de largo, se suben en andamios a mĆ”s de tres metros de altura, se cuelgan con un aro de metal a poner anillos para el armado de las columnas y nadie les preguntĆ³ si tenĆ­an la fuerza o vitalidad para hacerlo, tuvieron que fingir que podĆ­an desde el primer dĆ­a que lo intentaron porque si no serĆ­an estigmatizados por el resto de sus vidas. Algunos comienzan tan pronto con ese estilo de vida. Son muy jĆ³venes, algunos son niƱos literalmente, se ven hasta dulces e inocentes embarrados de lodo y con cemento que se regĆ³ en sus caras cuando cargaron la bolsa abierta hacia la mezcladora. Son niƱos en ropas destrozadas, tennis que dejan los dedos de los pies al descubierto y paƱuelos en la cabeza para cubrir su pelo chamuscado; niƱos que en el momento menos pensado sacan un cigarro y se ponen a fumar algo que uno espera que sea tabaco porque no lo es necesariamente si nos guiamos por los olores sospechosos y conocidos que se sienten en la construcciĆ³n. Me cuesta mucho verlos trabajar y no poner cara de tristeza; no pensar en cuĆ”ntos de ellos deberĆ­an estar en la escuela o en el colegio y no tienen esa oportunidad cuando otros desaprovechan tan horriblemente el privilegio de estudiar. Tengo que ponerme lentes de sol y mi mejor cara de pocos amigos porque es un esfuerzo enorme no arquear las cejas automĆ”ticamente. Veo sus vidas y es tan difĆ­cil, pero trato de pensar que es aĆŗn mĆ”s difĆ­cil no tener trabajo, como le pasa a todos los demĆ”s que llegan esperanzados por encontrar una oportunidad en la obra y se van desilusionados cuando les anuncian que no hay vacantes por el momento.

A la hora del desayuno veo a algunos con sus pailitas donde llevan la merienda y me pregunto quiĆ©n les prepara su comida para el trabajo. Algunos compran algo para almorzar en la caseta expuesta al polvo frente a la calle y me preocupa si acaso estĆ”n gastando demasiado de lo poco que han de ganar sĆ³lo para poder estar allĆ­, sin tomar en cuenta los otros gastos de su casa. Y quiĆ©n los esperarĆ” en su casa. ¿Realmente serĆ” tan malo que cuando terminen su largo y tedioso dĆ­a de trabajo que tuvo que alargarse porque unos miserables vendedores de concreto pusieron menos de 14 metros cĆŗbicos de mezcla en los camiones y atrasaron por una hora y media la fundiciĆ³n de una zapata corrida lleguen a su casa donde los reciba una esposa ansiosa por verlos y escuchar sobre lo que hicieron hoy mientras les sirven un plato de comida caliente y los hace sentir queridos y realmente importantes en el mundo para alguien? ¿SerĆ” un crimen tan atroz contra el feminismo y contra Santa Simone no sentir como una traiciĆ³n al ser cocinar un poco, tener el espacio comĆŗn en orden y armonĆ­a y hacer lo mejor que uno pueda para que la otra persona se sienta cĆ³moda y feliz? No estoy de acuerdo con que juzguen mi valor y desempeƱo como mujer bajo esos estĆ”ndares, pero mientras yo haga lo que me gusta en el mundo realmente no es sacrificio cuidar a alguien que quiero de la forma mĆ”s tradicional que exista. Y hablo de los hombres que hacen trabajo arduo y fĆ­sico, pero los otros tambiĆ©n merecen alguien que los cuide cuando estĆ©n enfermos, aunque tengan 50 aƱos y se enorgullezcan de ser solteros sin compromiso. EstĆ”n incompletos y me siento muy triste por ellos.

1 comment

  1. Me encanta que ejerzas la empatĆ­a con un grupo que particularmente no siempre la ejerce para con vos o el grupo en el que se te pudiera clasificar, bajo su perspectiva, sin ningĆŗn rĆ©dito esperado de por medio.

    Yo creo eso, creo que es lo mƔs importante sentirse bien uno y esforzarse por hacer sentir bien a los demƔs. Altruismo. Es lo que al final importa, mƔs allƔ de los gƩneros, carreras, status o cualquier suerte de estrato social. Lo dijo Jesucristo: "Hay mƔs felicidad en dar".

    Me da la impresiĆ³n de que conforme el tiempo pase, sentirĆ”s eso con mĆ”s intensidad. Lindo post.

    Un abrazo!

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