22 November 2008

el estado de auto referencia

No me importa qué tan borrosas sean las imágenes que los espejos cercanos intenten reflejar sobre mí: me niego a verme a través de ellos. Ellos creen que me conocen porque me han visto por 23 años pero no se molestan en preguntar, no saben ni qué clases estoy llevando. Yo les dije un día: “miren, en otros lugares sí me aprecian” y su magnífica respuesta fue “es que aquí te conocemos”, pero en realidad no me conocen; yo cambio todos los días, aprendo algo nuevo todos los días y merezco que me quieran conocer de verdad, que me presten atención. Mi sola presencia no es que tengan una relación conmigo.

Merezco ser escuchada aún cuando tengo una opinión distinta; que yo no tenga que andarlos persiguiendo para que intentemos arreglar las cosas; merezco que se tenga la iniciativa externa de que todo mejore porque yo soy una buena persona y vale la pena tenerme como amiga. Es cierto que deben decirme la verdad aunque esta no sea de mi agrado pero eso no elimina el derecho a que sea en un buen tono, sin pretender desvalorizarme, o adoptando posturas que ellos no soportarían de parte de otras personas.

Tengo todo el derecho, incluso el deber, de cultivar aquellas relaciones que me hagan sentir feliz, en las que yo sienta reciprocidad en el afecto, donde hay atención y cuidados. No es justo que yo tenga que mortificarme por esos pocos seres que no me preguntan cómo estoy, que no son capaces de darme un abrazo, que ni se interesan si me está yendo bien en mis estudios, que no pueden decirme que están orgullosos de mí o que me quieren, cuando hay personas que sí lo sienten y lo pueden expresar. Yo no tengo nada de malo y que esas interacciones temporales no sean satisfactorias no significa que no soy lo suficientemente buena, ni que debo sufrir por su indiferencia como si de un reproche divino se tratase.

Me rehúso a que las opiniones y las críticas de otros sean aquello que va a dictarme qué hacer y cómo sentirme. Me niego a verme a través de ellos porque yo soy una buena persona y vale la pena tenerme como amiga.

4 comments

  1. Leí tu mensaje, creí que te habías olvidado de responderme; pero no. Muchas gracias.

    Cuando tuve la intensión de estudiar Derecho, sólo tenía 17 años y quería lo que todos los estudiantes quieren: Algo de lo que graduarse. Con el paso del tiempo y muchas experiencias mi verdadera vocación fue despertando hasta que no pude soportas más. Estaba dispuesto a abandonar mi carrera con tal de entrar a Letras y, ante la imposibilidad de ello, dejé de lado mis clases, el buen índice que tenía se fue al suelo y la mayor tortura fue mi práctica profesional donde tenía que hacer algo que al fin y al cabo detestaba.

    Mi familia había presionado para que terminara la carrera, lo que finalmente hice; pero me dieron una pequeña esperanza: Terminar mi Licenciatura en Derecho y luego, si así lo quería, ellos me costearían la carrera de letras, como sólo me faltaban algunas clases y mi práctica acepté. Muchos ven esto como una salida fácil y no son pocas las críticas que he recibido por ello, pero ahora sólo quiero hacer lo que realmente amo y terminar esta carrera para abrirme a nuevas posibilidades.

    Eso no quiere decir que todo sea fácil, tengo que lidiar con problemas por esta decisión y a veces, como tú, veo a mis compañero que ya son independientes sin dejar de sentir envidia por ellos; porque dependo de mi familia todavía y tengo una licenciatura que no pienso ejercer a menos que suceda algo grave. Sé que todo esto vale la pena.

    En cuanto a tus post, a veces me sucede lo mismo; pero por otras razones y teniendo en cuenta que cada experiencia es distinta. Me siento lejano de muchas personas que antes pensaba cercanas, a veces es más difícil cuando viven en tu propia casa o fueron buenos amigos por mucho tiempo, uno trata de arreglar las cosas y te das cuenta que ellos no saben quiénes somos ¿Por qué? No lo sé, a veces pienso que no saben apreciarnos, sencillamente porque quieren que seamos a su imagen lo cual ya no podemos porque uno ha cambiado tanto y esto último es cierto, creo que si viera en retrospectiva mi vida notaría todos esos cambios de visiones, muy al estilo del mito de la caverna de Platón, como un rostro que se transforma entre más se acerca al día; pero conste que aun me falta mucho para llegar a la luz.

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  2. Compañera, pienso que no vale la pena esperar una palabra de aliento o la comprensión de los otros. Siempre una se queda varada y de pie esperando cosas que en realidad no llegan. Pasa mucho tiempo para comenzar a aprenderlo, a entender que a fin de cuentas somos como un montón de arbolitos nacidos de la misma especie de semilla, pero solitos solitos solitos. Modificarse y moldearse en pos de otros siempre es un punto en la agenda de personas de nuestra edad "oprimidos por el yugo paterno" jaja..., pero bah, da igual. Es un error abrirse caminos con la piocha de otro.

    Por eso siempre es bueno darse los buenos días una misma frente al espejo y pensar "oh! qué hermosa soy, ¿por qué no me he casado?" (yo siempre lo hago jaja)

    En fin, mucha perorata para simplemente decir lo que vos sabés que mecánicamente dice la gente en estos casos: Ánimo, y siempre es buen inicio saberse y conocerse a sí misma, imaginá, hay personas que ni a eso llegan.

    Por cierto, muchas felicidades por el aliciente recibido fruto de tu esfuerzo. Un abrazo.



    pS. Hace un tiempo le dejé a Manolo (el de arriba) este poema. No sé si tenga cabida aquí, pero se queda:

    Defender la alegría como una trinchera
    defenderla del escándalo y la rutina
    de la miseria y los miserables
    de las ausencias transitorias
    y las definitivas

    defender la alegría como un principio
    defenderla del pasmo y las pesadillas
    de los neutrales y de los neutrones
    de las dulces infamias
    y los graves diagnósticos

    defender la alegría como una bandera
    defenderla del rayo y la melancolía
    de los ingenuos y de los canallas
    de la retórica y los paros cardiacos
    de las endemias y las academias

    defender la alegría como un destino
    defenderla del fuego y de los bomberos
    de los suicidas y los homicidas
    de las vacaciones y del agobio
    de la obligación de estar alegres

    defender la alegría como una certeza
    defenderla del óxido y la roña
    de la famosa pátina del tiempo
    del relente y del oportunismo
    de los proxenetas de la risa

    defender la alegría como un derecho
    defenderla de dios y del invierno
    de las mayúsculas y de la muerte
    de los apellidos y las lástimas
    del azar
    y también de la alegría.

    Mario Benedetti.

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  3. ¿Manolo? ya te he dicho un google de veces que no me digás...
    Pero en fin, es el blog de otra persona y no me pondré a discutir con vos mi estimada Malus.

    P.S: Un saludo de Bonus (Yo) para las dos.

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  4. Perdón que hace rato no comento. Hasta hoy estoy de vuelta. Yo aprendí justamente que la vida se aprovecha más cuando uno no espera nada de nadie, por que todo lo que llega, incluyendo los refuerzos positivos, como no se esperaba, tiene sabor a 'postre'.

    La gente somos muy jodidos Marcela. No busco defender lo que no se puede, pero es muy doloroso por que en muchos casos, posiblemente en este también, es por que simplemente nunca entendieron el valor de hablar para razones que no impliquen quejas o enfoques negativos. Y parece que nos diferenciamos de ellos por que aunque a nosotros tampoco nos enseñaron, de alguna forma nosotros si captamos el valor de muchos cambios. Entiendo que los psicólogos llaman a los que pueden salirse de los ciclos de agresión 'supervivientes'.

    Tal vez, recordar nuestra época de 'terneros' todo esto sea un excelente caldo de cultivo para cuando nosotros vivamos esa etapa adulta, sin ser tan 'vacas'.

    Felicidades por tu reconocimiento. De sobra merecido! Un abrazo!

    dz

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