04 December 2007

“Il n’y a hors du texte”

En 1988 los arquitectos Mark Wigley y Phillip Johnson organizaron, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, una exposición que mostraba las obras de Peter Eisenman, Frank Gehry, Zaha Hadid, Coop Himmelblau, Rem Koolhaas, Daniel Libeskind y Bernard Tschumi. En el ensayo que acompañó la exhibición, Wigley escribió que el punto en común de estos arquitectos es cómo perturban nuestra manera de pensar sobre la forma, construyendo edificios inquietantes que explotan el potencial desconocido del Modernismo. Así nació el Deconstructivismo.



El Deconstructivismo es una corriente arquitectónica que se originó combinando las bases teóricas de la Deconstrucción y las gráficas del Constructivismo y Futurismo rusos. La deconstrucción es un método que se popularizó gracias al filósofo francés Jacques Derrida, que amplía el término creado por Martin Heidegger, hasta convertirlo, dicho de manera simple, en una forma de leer o abordar la filosofía y literatura. El principal enunciado de esta teoría es que los diferentes significados de cualquier texto se pueden descubrir si se descompone la estructura del lenguaje que está siendo usado, ya que las palabras arrastran conceptos, procesos históricos y metáforas que se asocian automáticamente a ellas. La deconstrucción proclama que la palabra o signo, debe liberarse de todos esas ataduras, que no hay nada más en un texto que su envoltura retórica, es decir, se propone la posibilidad de que los textos literarios no tengan sentido. Es importante tomar en cuenta que la deconstrucción no dice ser una filosofía, ni un tipo de crítica literaria: se diferencia de la primera porque no explora la posibilidad del conocimiento, sino que su intención es investigar las posibilidades de los sistemas conceptuales de la filosofía.

El Constructivismo y futurismo tomaban como elementos primarios las formas geométricas simples, especialmente la barra rectangular y la cuña triangular, además del cuadrado y el círculo. Los diseños de estas corrientes dan la impresión de ser dibujos técnicos, ingenieriles. Sin embargo el deconstructivismo no retoma el purismo ni la filosofía socialista de estos movimientos.

La primera intención del movimiento es romper con las famosas reglas del Modernismo: la forma sigue la función, debe haber pureza de forma y se debe respetar la honestidad de los materiales. Sin embargo, está de acuerdo con él con que son inaceptables las referencias históricas. Esto separa el deconstructivismo del Post modernismo, que hace eco de estilos pasados, y que vuelve a emplear la decoración en sus construcciones. Para los deconstructivistas la geometría era lo que el ornamento era para los post modernistas: se enfatiza por medio de la complicación, y esta complicación se traslada a la función, la estructura y el espacio. De hecho, se llega a cuestionar la funcionalidad de los edificios, la arquitectura es considerada un lenguaje capaz de comunicar significado, por ello es que pueden aplicársele métodos de filosofía lingüística.

El mejor ejemplo de este proceso es cuando los arquitectos toman un arquetipo, ya sea un elemento del edificio o la tipología de la construcción, que sea reconocible por cualquiera, y la deforman. Se pueden mencionar tres ejemplos de este fenómeno: la casa de habitación de Frank Gehry es considerada una de las primeras obras del estilo. Toma la típica casa suburbana y todo lo que representa, y juega con ella alterando sus volúmenes y planos, utilizando materiales que son destinados generalmente a usos “menores” como la malla ciclón, para poner en tela de juicio nuestros prejuicios. Lo pobre es el ingenio del arquitecto, no el material.

Gehry también diseñó el Museo de Diseño Vitra. En este proyecto deshace el cubo de las galerías de arte modernistas de una manera que remite al cubismo y expresionismo abstracto.

En el Centro Wexner para las Artes Visuales, Eisenman toma un castillo y le hace una serie de cortes. A pesar de que está regido por una retícula ortogonal, alguna de las columnas que se encuentran en ella no tocan el suelo, contradiciendo claramente la función que deberían tener. Esta es la forma en que Eisenman juega con el famoso símbolo de la columna, un contraste a la manera cómo lo hace el racionalista Aldo Rossi, en el bloque de viviendas.


Los edificios conmemorativos deconstructivistas han sido muy populares, resaltan el Museo Judío en Berlín de Libeskind; el Monumento a los Veteranos de Vietnam de Maya Lin y el Monumento a las víctimas del Holocausto de Eisenman.

Por supuesto, esta corriente es tan popular como criticada. Muchos la consideran un arte elitista, por el hecho de que no es fácilmente comprensible por el usuario convencional y es cara de construir; otros la ven como una exploración formal sin impacto social. A medida que ha ganado popularidad, muchos de sus arquitectos han querido distanciarse de la etiqueta de deconstructivistas para no ser encasillados; tampoco es seguro que actualmente conserve la base filosófica que lo creó, prácticamente queda sólo la estética. Algunos críticos se preguntan sobre el tipo de influencia que va a tener en las nuevas generaciones esta arquitectura que le da la espalda al pasado sin ofrecer valores alternativos; lo tildan de visualmente agresivo a los sentidos, de no insertarse o respetar el contexto.

Pero lo que se debe recordar al ver un edificio deconstructivista es que su intención primaria es hacer preguntas, desarrollar nuestro sentido crítico, no dar respuestas. Es una búsqueda, empujar las fronteras de las construcciones tradicionales, desafiar la gravedad, la verticalidad. La arquitectura no tiene que parecer nada, es sólo arquitectura, así como las palabras ya no poseen significado. Aunque uno no esté familiarizado con los conceptos de caos controlado, o la forma sea inquietante a primera vista, la idea es que un proyecto deconstructivista nos haga replantearnos las bases sociales de su existencia, funcionalidad y apariencia.

6 comments

  1. Como que no hay punto medio, me fascinan algunos y el resto los encuentro de muy mal gusto. Supongo que los fotógrafos también tiene crédito y/o culpa.
    Muy interesante el análisis, cada estoy más convencido de lo absurdo que resulta clasificar el arte. Pero todo sea por hacernos la vida un poco más fácil.

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  2. On a dit que la beauté est l'une des choses les plus abstraites. C'est une autre façon de vous faire savoir que j'aime ce poste. (Que Dieu bénisse le web traducteurs).

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  3. Merci beaucoup! Est-ce que tu as vraiment besoin d'un traducteur ou tu ne m'avais pas encore dit que j'avais quelqu'un avec qui pratiquer?

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  4. Sí!! Caos!! Caos!! CAOS!!

    En verdad es una lástima que se haya alejado de su base filosófica, pero hey... Zaha Hadid es una bitch. Algún día Marce... algún día. Ahora será que puede responder aquella pregunta:

    Deconstructivista-Minimalista?

    Verdad que los del OMA son deconstructivistas?

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  5. Je souhaite Je voudrais, croyez-moi. Mais je ne sais pas. Parfois, je fais parler un peu avec un ami français que j'ai, mais mon français est tellement fondamentale et poussiéreux.

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  6. me encanta esta reflexion La arquitectura no tiene que parecer nada, es sólo arquitectura, así como las palabras ya no poseen significado.

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