20 May 2006

“si realmente quieres trascender lo mundano debes aprender a pensar y a soñar lo imposible”

Voy a recuperación de Estructuras. Después de todo lo que trabajé, estudié y sangré por esa clase, el ingeniero perdió el cd del proyecto, nos dijo que no lo habíamos entregado y nos bajó 10 puntos con los que habría pasado limpia. Todavía no me explico las notas baja del tercer parcial: no devolvió exámenes, y yo manejaba muy bien los temas. Si tan sólo hubiera visto mis errores me habría convencido, resignado y no habría pasado todo el día de ayer en negación.
Ahora tengo que estudiar todo el contenido.

¿Por qué perdió el cd? Qué miserable casualidad. Qué casualidad que estoy leyendo un libro sobre casualidades. Necesito que me expliquen, pero claro, no hay autoridades competentes para semejantes exigencias.

No quiero empezar a culparme o a cuestionarme. Pero es tan tentador. Es una verdadera lucha la que se libra dentro de mí cuando una de estas cosas me pasa. Tampoco quiero tomarlo como algo personal. Aunque el ingeniero me quedó debiendo 20 puntos de un examen en Concreto, que él también la da.

Ni modo. A levantarme del suelo, quitarme el polvo y seguir estudiando. A descubrir la razón, la enseñanza o lo que sea que haya que descubrir detrás de cosas como esta.

1 comment

  1. Vamos Marce. Tal como dijiste, a levantarse y enfrentar todo lo que venga. Nada de culparte o cuestionarte, sería únicamente darle un poder al maestro que no tiene. LAs cosas pasan y tal como es la casualidad que estés leyendo un libro sobre la casualidad, capaz y lo que suceda sólo sea una extraña forma de los espíritus del bosque de mostrarnos ciertos aspectos de nosotros mismos. En el momento, siempre están oscuros y confusos, pero es cuando logramos superarlos que nos damos cuenta de la razón por la que sucedieron. Sí, it sux, pero las cosas así pasan, y tratar de entenderlas ahora resulta tan complicado.

    Lo importante es que vos nunca perdás esa imagen que vos tenés de vos misma: capaz, segura e inquebrantable. Dejemos a un lado esos pesos, y enfoquémonos en lo grandioso que somos. Nosotros no somos culpables, simplemente no logramos entender muy bien cuán largo llegan las raíces inexploradas del destino.

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